viernes, 28 de septiembre de 2007

La vita é bella

El sol entibia el alma. No hay viento. El lago esta vez se hace cargo de la remanida metáfora “espejo de agua” y se reflejan en su superficie las montañas que aún tienen sus picos nevados. Hay parejitas abrazándose, besándose, peleándose, ronroneándose efímeras promesas de eternidad. Hay bañistas kamikaze que apenas meten los pies en el agua retroceden por la descarga eléctrica del agua helada. Hay familias con niños jugando con palitas en la arena, juntando agua con sus baldecitos, haciendo desastres con sus juguetes de todos los colores, portándose mal, “¡Damián! ¡Vení acá!” ,“No”, “¡Vení te digo!”, “¡No!”, y siguen haciendo la cagada que se están mandando, fastidio de madre, risas de niños, carcajadas, no sé si me gusta más su espíritu de rebeldía o el timbre de sus voces, creo que es una combinación perfecta de ambas, son de una belleza increíble, expresándose con todo su pequeño ser.
Muchachotes pateando un fulbo y tomando cerveza.
Una mujercita con su morral a tono con la melancolía de sus ojos.
Esquiadores con indumentaria impermeable flúo que bajan del Cerro a disfrutar la tarde.
Se escucha el graznido de uno de esos pajarracos gigantes que le dan al entorno esa cosa rústica y agreste que enamora indefectiblemente.
Un perro callejero esperando pacientemente que le tiren un pedacito de factura, pasó al lado mío pero me ignoró olímpicamente al notar que no llevaba ni siquiera un triste mate, pasó de largo el guacho (los perros de la calle de acá son guarros, no andan mendigando cariño, llevan la campera de cuero en el alma).
Playa Bonita.
La primera vez que veo uno de estos nombres cliché bien apropiado, generalmente usan esos nombres para promocionar lugares pedorros. Acá está muy bien puesto.
Al final de la playa un pinito se recorta contra el cielo azul, requeteazul, recontraazul.
Cuando un día está así por estos lados todo el mundo deja todo lo que tiene que hacer y se manda a mudar al lago, si tenés que ir a la psicóloga la llamás y le decís que no, hoy no puedo porque… qué se yo, si no lo hacés vos seguro que te llama ella y te dice no, que hoy no puede porque… qué sabe ella; es así, tenés que dejar todo y disfrutarlo, son tan pocos los días así… pero cuando aparecen… mon Dieu… cuánto gozo…
Las voces de la gente conversando son un colchoncito sonoro sumamente agradable que adormece confortablemente.
El aroma de las coníferas dice presente cuando apago mi puto cigarrillo.
Un patito traza su estela en el lago.
Una gaviota a vuelo rasante.
Falta nomás que aparezca mi amigo Nahuelito y me invite a navegar sobre su lomo.
Me viene a la memoria la entrevista en la que Benigni cuenta por qué le puso ese nombre a su película “La vida es bella”, ahí cuenta que leyó un reportaje a Trotzky en el que el chabón daba cuenta de todo su derrotero luego de haber sido expulsado de la Unión Soviética, de vuelta de todo, distanciado de la Humanidad y la Política allá en México, después de haber padecido la más implacable persecución, desterrado en un exilio a miles de kilómetros océano de por medio, sin poder volver a su amada patria, él, que había entregado todo y le dieron a cambio intentos de asesinato y todo el sufrimiento del mundo, se quedó unos segundos con sus ojos cansados mirando la nada absorto en sus desgracias, y en un momento de íntima reflexión en el que sus ojos se posaron sobre sus amados hijos jugando en el parque de la casa iluminados por la luz del atardecer, riendo a carcajadas, su semblante tomó color, y los ojos recobraron vida, y musitó para sí:
A pesar de todos los males que me tocó padecer, la vida es bella.
Estos días así son realmente eso. Nada, te olvidás de todo. No importa nada. Nada.
La vida es bella.

lunes, 27 de agosto de 2007

Confesiones de Invierno

Voy a dar cuenta de algunos hechos como introducción a mis viajes internos y externos.
El 20 de Mayo el Gabinete Médico de Bariloche me dio una licencia psiquiátrica de 40 días “para que pueda estar cerca de mi entorno afectivo”; una de dos, o no soy tan mal actor como creía, o no estoy tan bien como creo. La tercera opción es que los tengo tan atados de las pelotas con mi estrategia administrativa que se están dando cuenta que la cagaron mandándome para acá.
Creo que las tres candidaturas son válidas.
A fines de Junio se me vencía la carpeta y supuestamente tenía Junta Médica en Bs As, pero como este trabajo ha derivado en un caos administrativo y el ministro Fernández le escatima la caja chica al titular de la institución para poder pagar los viáticos del personal, no pude ir a Bs As y tuve que volver a Bche para que me contaran personalmente de estas peleítas entre los que administran los fondos de nuestro país y para decirme, en una maniobra digna del ya casi de la familia (Pilatos), que me daban dos meses más de licencia hasta tanto puedan verme en Bs As, que se hagan cargo ellos si a mí se me salta la chaveta y meto un Amparo desparramando muñecos.
Je, je. Y desde entonces no estoy trabajando, viajando de Bche a Cba a Bche a Cba y a Bche. Donde me encuentro con los esquíes puestos esperando que llegue el 29 de Agosto para pegarme unos días en la gran ciudad (con los pasajes pagos).
De los días en Cba puedo decir que me sentía muuuuy al pedo. Y encima a mi casa ya no la sentía mi casa. Puf. Así que decidí que para estar al pedo allá, más vale estoy al pedo en mi rinconcito barilochense, donde tengo mi compu y las pistas de esquí con el pase de residente a la vuelta de la esquina.
Pero también el ski llega un punto que fastidia.
Lo que me aburrió de Cba es que no estaba metido en ningún proyecto audiovisual, que es en definitiva lo que me salva, y la única forma de estar en un rodaje es generándolo, porque nadie me invitó a trabajar en sus proyectos. No es nada fácil llevarse bien con todos los que están en el medio…
Entonces, ya que en Cba nada me ata.
¡Vamos a Bariloche para jalar el proyecto del Nahuelito!
Y me vine.
Pero no se si voy a poder encarar el mentado proyecto ya que no sé si me van a mandar a Cba pronto y encima ni siquiera tengo un guión, así que bajé los decibeles y me puse a desarrollar la sinopsis, que escribir es mi cable a tierra, pero tener la cabeza todo el día ocupada es una garcha, también necesito el departir boludalegremente con l@s amig@s, pero l@s amig@s están en Cba, y casi que no tengo boludos alegres con quienes departir acá, ése es el gran moco.
Resultado: angustia.
No estoy bien allá, no estoy bien acá.
Y ni siquiera estoy “ahora”, porque tengo la cabeza puesta en “más adelante”, esperando a ver que resuelven estos hijos de puta de Bs As.
Si bien en un grado de controlabilidad, aconteció lo que este pase me iba a generar, me despegó de mí de una manera tal que ni siquiera en Cba me sentía a gusto. Tener los amigos a mano, escribir mis (enfermas) historias, y un poco de buen sexo, no fueron más que drogas que paliaron mi desazón. Me despegó de mis proyectos, de mis afanes, nada me entusiasma lo suficiente, nada me excita, nada me genera curiosidad, todo se ha convertido en una sucesión de hechos que le pasan a otra persona, a un extraño que viste mi ropa y usa mis argumentos pero que no soy yo, o al menos la parte de mí que se divierte y cree que vale la pena seguir generando el combustible finito de la risa y la alegría, el goce y el disfrutar el día a día, el aquí y ahora, el erotómano sensualista.
Anoche fui a una fiesta de unos prometedores aspirantes a boludos alegres compañeros del taller de teatro de mi socio de departamento, bailé un rato, y hoy al despertar mi cuerpo me sonrió parco. Pero me sonrió.
No es nada fácil ser el amo y señor de los centímetros cuadrados que uno pisa, que es lo único que realmente poseemos, y encima a veces se me olvida.

domingo, 19 de agosto de 2007

Desempacar

Córdoba es funcional para el estilo de vida que creo que quiero tener y espero continuar en algún momento no muy lejano, rodeado de estudiantes curiosos, algún que otro talentoso, gente con ganas de descubrir el mundo y de descubrir-se con todo el aire en los pulmones; muchos de ellos con el tiempo se ausentan, algunos traen hijos a este mundo y éstos se los llevan, otros se vuelven a sus tierras o se van a ciudades más abiertas para encontrar su buena estrella, pero de inmediato aparecen las nuevas generaciones prestas a ocupar cada uno de los espacios que quedan.

Gente con ganas, algunas focalizadas y muchísimas otras que se sofocan en la hoguera de su no saber qué querer, y quererlo ya, y buscan y tropiezan con todas las derivaciones posibles del esoterismo y del arte (yo no se por qué “hacer lo que uno quiere” tiene que estar necesariamente relacionado con el arte) (tal vez sea un error de percepción el mío por estar -querer estar- en esa arena, quiero creer que un carpintero por ej, está haciendo lo que quiere, o que el cirujano que está operando a mi vieja está queriendo mucho eso que hace) (pero bueno, dejemos de lado a las profesiones ortodoxas, no es justamente la gente que extraño de Córdoba)

Estrellita dorada en la libreta de los buscadores crónicos que enternecen con su recorrido de pelotita de flipper rebotando de una disciplina a todas las otras (deja-vu)

La humildad del que está buscando es lo que más me gusta de las personas.

La grandeza del que encontró, y sigue buscando, lo que más admiro.

Evidentemente hay poca gente que admiro.

La mayoría, cuando cree haber encontrado un sendero en medio de la niebla, se suben al caballo creyéndose baqueanos y se lanzan con gesto de suficiencia sin mirar a los costados, tratando de afianzar su autoestima en esa piedra firme luego de una ciénaga incierta de años, disparando críticas feroces contra los que ve en las otras piedras también con gesto de salvados, como si menospreciar el fruto del trabajo ajeno justipreciara lo que tanto tiempo tomó ser hallado.

A esa gente tampoco extraño.

¿Y los “Gestores Culturales”?

No puede ser confiable quien toma vino blanco en todos y cada uno de los ágapes, inauguraciones, vernissàges y estratégicos cumpleaños.

Tampoco extraño al Cuadrado, ni a la Molinari, ni al Arrascaeta, y mucho menos a “ese” negro berreta, ni a la legión de zombies que sintonizan su frecuencia.

Me estoy quedando con poca gente en la agenda.

Y en cuanto a mí mismo, creo que me extraño un poco, pero un poco nomás.

Extraño BUSCAR.

Abordé esta aventura patagónica con la apertura suficiente para ENCONTRAR lo que ésta, UNA de mis vidas, pudiera ofrecerme, y por ahora vamos massomeno andando, pero tengo la sensación que este cambio de locación no solo acarrea las complicaciones propias de una mudanza de cotidaneidades sino que se superpuso con una mudanza interna.

Estoy extrañando al buscador compulsivo, pero también debo reconocer que ya me tenía un poco las pelotas llenas ese ir persiguiendo las mariposas sin dar cuenta del paisaje en derredor ni tampoco disfrutar lo que ya tengo en la mochila.

Córdoba ofrece una inacabable variedad de mariposas para perseguir. Bariloche muy pocas.

La buena noticia es que me traje la mochila llena llena llena llena de pelotudeces para combinar y preparar los cocktails más bizarros.

Veremos qué encuentro adentro.

Y afuera, claro está, seguiré buscando, obvio, saldando algunas cuentas, empecé a estudiar portugués, estoy tomando clases de salsa y descubriendo mi faceta creativa culinaria (la salsa de hongos andinos me hace ver estas lucecitas de colores que escribo)

Por las mudanzas internas

¡Salud!

PD: en español bizarro significa valiente, corajudo, es el “bizarre” francés el que alude a lo extraño, lo “raro”, ese conceptito cool que tan de moda se puso entre los Salzanitos. Me quedo con mi adorable español , poniéndole el pecho a lo que me animo a elegir, por más raras que sean mis decisiones.

Saudade

Creo que lo que más extraño de Córdoba, por ahora, son sus fiestas.

En casa de amigos. Conocidos. Amigos de conocidos de mis amigos.

No siempre son buenas (de hecho, solo algunas pocas son realmente buenas) pero ahora a la distancia me doy cuenta que eso realmente es irrelevante, o en todo caso, subjetivo, porque el rol que cumple una fiesta es ser el plafón, el decorado, la locación acondicionada para poder desplegar el arte propio de la alegría que cada cual sabrá (o no) manifestar.

Y en Córdoba con el amigo de un conocido de mi amigo seguro que tengo una massomeno onda, y con sus conocidos también, lo que invita a abrir la bolsa de boludeces y despacharse con las ídems más totales, con absoluta libertad, libertad que genera una sensación de liviandad en el cuerpo, liviandad clave para sobrevivir a la opresión semanal de la vida en Sociedad.

Acá en Bariloche todavía no tengo amigos, y muy pocos conocidos, y anoche en Córdoba había dos fiestas en casa de amigos.

¿Cómo no sentir “saudade”?

¡Felíz cumple Diego!

¡Felíz cumple Juan!

¡Felices Fiestas para todos!

(Jo, jo, jo)

PD: es complicada la traducción concreta del término “saudade”, no es estrictamente melancolía, o nostalgia, cuando un brasileño tiene saudade se toma una cachacinha, cuando un argentino se siente melancólico se toma un Rivotril.

¡Salud!

El Destino. Hoy


Bariloche.

Mochila. Chocolate. Viaje de fin de curso. Luna de miel. Cabañas. Cabalgatas. Ski. Spa.

Lejos, bien lejos. Donde dobla el viento.

En el imaginario de la mayoría de los argentinos Bariloche califica bien alto, y se encuentra allá abajo, “en el sur”.

Ahí estoy yo, o más bien, aquí, en este lugar que la mayoría de los argentinos añora volver a disfrutar sin el vaho de los alcoholes del egreso en la mirada.

Ciudad pequeña.

Pueblote con anabólicos.

Lugar sin medias tintas: la caricia del sol en la cara o el viento que te azota hasta el alma, el sí efímero de las turistas o la histeria pueblerina, el trazado urbano y el tráfico que desespera, pero en cada esquina la presencia del lago que sosiega.

¿Lograré adaptarme? ¿Hasta cuándo me va a durar la distracción de los mil y un paseos? ¿Se hace cine en Bariloche? ¿Cuánto me voy a aguantar el viento?

¿Realmente quiero que una de mis vidas sea patagónica?

1. El Medio

Los aeropuertos son “no lugares”.

Mujeres bien perfumadas. Sonrisas impersonales. Uniformes azules. Formularios en letra imprenta. Matafuegos por todos lados.

Todo estrictamente en su justo lugar y bien limpio; salvo los trapitos.

A nadie sorprende que en todos lados se cuecen habas, lo llamativo del asunto es que sean de la misma cosecha tanto en Córdoba, Ezeiza y Bariloche.

Los aeropuertos son no lugares para los viajeros que se despiden y se reencuentran, pero nadie podrá negarle una identidad colectiva a sus trabajadores: la comunidad aeroportuaria; y más específicamente dentro de ese microcosmos encontramos a la Gran Hermana boba que le asignaron el rol de vigilar y castigar, la joya de la familia setentosa, familia nepotista que se jacta de haber creado una nueva raza canina, un perro que nunca muerda a su amo.

Policía S.A.

(de Seguridad Aeroportuaria)

2. El Viaje

La ruta te mete como en un trance.

Pasando La Pampa uno empieza a confirmar que las proporciones que manejaba eran absurdamente subjetivas.

El cuentakilómetros gira de una manera desproporcionada con la sensación de estar flotando siempre en el mismo lugar.

La increíble cantidad de cassettes que uno cargó no tendría que guardar correlato con la enésima vez que corre la misma cinta.

La cantidad de insectos que se estrolan contra el parabrisas es desproporcionada con la sensación de que no hay vida en esos páramos (he contribuído generosamente al índice de mortandad de la región, pequeño cuadrúpedo incluído).

La ruta te mete como en un trance.

Ni la tormenta que me hostigó irónicamente en el Camino del Desierto logró sacarme del mismo, yo, omnipotente segador de la muerte, no era más que un bichito buki dentro de las nubes que se disputaban por sacarme de la loca carrera hacia mi nuevo “destino”: Bariló, lugar de proporciones deslumbrantes.

Renuncio a los adjetivos. El tamaño de las montañas. La extensión de los lagos. La altura de los árboles. Los pajaritos, cual pterodáctilos.

Llega un punto en que los ojos se empachan de tanta magnificencia, llega un punto que tanta belleza subyuga y se instala en el cuerpo una agradable sensación de leve insecto que bate sus alas en equilibrio y armonía con la Naturaleza.

Espero no estar en la ruta del parabrisas de ningún camión.

Nahuelito se morfó mi Toyota

Mis primeros encuentros con Nahuelito fueron un poco traumáticos

Nahuelito es vegetariano???

Unos científicos argentinos de la concha de la lora editaron este trabajo